Mira y observa

 Vivimos en un continuo ir y venir de ajetreos, prisas y agobios, sin pararnos a pensar en el mundo en el que vivimos. Llega un momento en el que debemos tomarnos una pausa para escucharnos a nosotros mismos y comprender nuestro alrededor. ¿Qué sería el mundo sin la belleza de una puesta de sol? Seguro que muchas veces hemos contemplado alguna pero no hemos llegado a pararnos y a mirarla; porque ver no es lo mismo que mirar, vemos con los ojos, pero miramos con el corazón.
 ¿Qué pensaría ese soldado de guerra que, en plena tregua, ve en mitad del campo de batalla el nacimiento de una florecilla? Quizá piense que es lo más hermoso del universo: la belleza no entiende de leyes y no elige dónde nacer. Quizá el soldado piense que la naturaleza ha escogido el peor sitio para mostrar sus encantos, en mitad de las crueldades del ser humano, aunque también es posible que lo haya hecho por eso mismo; quizá el soldado entienda en ese momento que no hay batallas rentables en ese mundo de locos.
 ¿Y qué decir del sabor salado de las lágrimas cuando son saldadas por un beso en la mejilla? Seguro que fue una dura batalla llegar hasta ahí, pero ese dulce beso ha costado más que la escalada a una montaña, así como la calma de esas gotas que corren por los sonrojados mofletes. Qué mayor placer habrá que hacer feliz a una persona…
 ¿Qué se puede decir de una sonrisa? Hay muchos tipos de sonrisas: están las sonrisas francas, las sonrisas cortesas, las sonrisas amargas, las amables, las sinceras… Son éstas últimas las que deben llamarnos la atención. Una sonrisa sincera te dirá todo lo que debas saber, sea bueno o malo, pero aún así sabrás que esa persona no te ha mentido, y que te quiere, porque una sonrisa se refleja en los ojos, y allí se esconde todo lo que aquella persona quiera decirte, aunque no tenga el valor suficiente de expresarlo en simples y llanas palabras.
 Los ojos… reflejan sonrisas, pero también pueden reflejarte la pureza del alma de la persona, y unos ojos limpios, llenos de vida y cálidos aportan esa belleza que debes buscar.
 ¿Alguna vez te has parado con una manta en las rodillas en pleno otoño, cuando la lluvia azota los cristales con una buena taza de chocolate caliente y un libro en la mano? ¿Y en escuchar una tranquila melodía con los ojos cerrados, dejándote llevar? Ahí también reside la belleza del mundo, en los pequeños detalles de una fría noche, cuando la calidez te rodea; cuando frente a ti solo hay frío y oscuridad; cuando lo único que deseas es alejarte del mundo por unos instantes y arroparte en ti mismo y tus pensamientos para poder meditar con claridad.

 Hay momentos en los que debemos pararnos a pensar en lo correcto, en nuestra vida y en lo que nos rodea; y, sobretodo, a verlo todo desde un punto de vista distinto, buscando la belleza escondida de todas esas cosas simples que tenemos a nuestro alcance.

 Estas son pequeñas muestras de lo que puede resultar el término belleza. Ahora, a todos y cada uno de nosotros, nos toca encontrar esos pequeños detalles.

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