Nosotras.

Una tras otra.
Día tras día.
Como si fuéramos solo cuerpos sin alma,
nos acabamos convirtiendo en almas sin vida.

En una carrera a contrarreloj
desde el momento en el que no vemos
que somos más fuertes que aquellos

que nos someten,
humillan,
coartan,
bajo máscaras de sueño irreal 
convertido en pesadilla.

Que no somos de nadie.
Ni nadie de nosotras.
Que hacemos lo que queremos.
Como queremos.
Cuando queremos.
Siendo solo dueñas de nuestra libertad.

Que somos vida.
Agua de río.
Risas.
Sol. Calor asfixiante de una tarde de verano.
Somos esperanza.

Pero también
somos labios sangrantes.
Somos llantos de impotencia.
Somos dolor.
Somos rabia.
Somos cada víctima,
cada lazo morado cuando deciden nuestro final.

Pues un día es ella
y otro las demás.

Porque muchos no habéis comprendido
que nos habéis despertado
con toda la fuerza acumulada,
con todo grito en la garganta
de quien lleva siglos callada
para lograr hacer
lo que un día fue imposible:

Luchar.

Por fin.
Se acabó.
Estamos aquí
y hemos venido
a cambiar el mundo.
De una vez por todas.


30/11 Día mundial contra la violencia de género. 

Comentarios

Entradas populares