Tempus Fugit

     He visto mis recuerdos de meses pasados; he visto las risas, las ansias de conocer, de vivir y de ser libre.

 

Me he visto a mí y lo he añorado todo. El tiempo, el que se ha escurrido como la seda, esfumado como el humo, el que ha huido y se ha alejado despacio y con velocidad a la vez. El tiempo que yo necesito de vuelta, tenerlo a mi lado y abrazarlo, pedirle una segunda oportunidad, volver al pasado con los conocimientos de ahora. Pedirle que sea compasivo, que no corra, que deje vivir y disfrutar, que me deje querer, y reír.

 

O que vuele hasta el momento en el que todo tenga luz y no acechen las sombras, donde todo vuelva a estar como antes, si es que alguna vez vamos a recuperar aquello que nos fue arrebatado. Despertar de este sueño con tintes de pesadilla.

 

He añorado a esa persona del pasado y he querido abrazarme, decirme que todo va a salir bien, secarme las lágrimas y darme un beso en la frente, de esos que llevan todo el cariño del mundo, para así convencer a mi yo del presente.

 

Y es que me he visto a mí, y me he echado de menos, del mismo modo que echo de menos el mar. Del mismo modo que echo de menos el tiempo que se nos ha arrebatado.

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